SEMES se une a la iniciativa y apela por una maternidad sin riesgos y por los cuidados esenciales para el recién nacido
Día Mundial de la Seguridad del Paciente 2021
- Según la OMS, al día fallecen en todo el mundo más de 800 mujeres durante el embarazo o parto y alrededor de 6.700 recién nacidos.
- Aunque la tasa de mortalidad materna en España es baja, no es uniforme en todo el territorio.
- Los efectos secundarios de la pandemia como la interrupción de determinados servicios sanitarios, el temor a utilizar servicios por el miedo al contagio, el aumento de enfermedades mentales, el aumento del consumo de tóxicos o el empeoramiento de los hábitos alimentarios, pueden haber impactado de forma negativa en la salud materno-fetal e infantil.
Madrid, 17 de septiembre de 2021.- En el marco del Día Mundial de la Seguridad del Paciente 2021, la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES), ha querido unirse a la iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que, en esta ocasión, busca “actuar por un parto seguro y respetuoso” bajo el lema “cuidados seguros para la madre y el recién nacido”.
Según los datos más recientes de la OMS, al día fallecen más de 800 mujeres durante el embarazo o parto y alrededor de 6.700 recién nacidos. Además, la mayoría de estas muertes podrían evitarse gracias a un entorno seguro y de calidad.
Si bien en España las cifras son mucho menores, no son homogéneas en todo el territorio nacional. En este sentido, una de las metas de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible presentado este año, es la de reducir la tasa mundial de mortalidad a menos de 70.
La pandemia y sus consecuencias
A nivel mundial, en las últimas décadas, se han conseguido grandes avances en relación con la salud y bienestar de mujeres y niños y su esperanza de vida ha aumentado considerablemente, gracias no sólo a un mayor acceso a mejores sistemas de salud, sino también a mejoras en relación con el desarrollo económico, la educación, la protección social y el saneamiento. La pandemia por COVID-19 ha puesto de manifiesto las desigualdades sociales y económicas y las diferencias y falta de equidad en la cobertura sanitaria.
Para los expertos, los efectos secundarios de la pandemia como la interrupción de determinados servicios sanitarios, el temor a utilizar servicios por el miedo al contagio, el aumento de enfermedades mentales, el aumento del consumo de tóxicos o el empeoramiento de los hábitos alimentarios, pueden haber impactado de forma negativa en la salud materno-fetal e infantil.
El Dr. Javier Millán Soria, responsable de la Secretaría de Relaciones Institucionales de SEMES, ha subrayado al respecto que “aunque las cifras son más optimistas que antes, todavía cada año llegan a registrarse en todo el mundo casi dos millares de muertes prenatales, y casi la mitad ocurren durante el parto. Y esto se ha visto agravado durante la pandemia a causa del colapso de los servicios sanitarios esenciales, por lo que la necesidad de luchar contra esta cifra no ha cesado”. Asimismo, el Dr. Millán ha comentado que es prioritario crear conciencia en torno a este problema que, si bien en España no presenta números alarmantes, continúa existiendo. “No podemos permitirnos poner en riesgo la seguridad de la madre y del recién nacido”.
En este sentido, la especialidad de Medicina y Enfermería de Urgencias y Emergencias, así como una formación homogénea y regulación correcta de los expertos en esta área, podría ser clave para la seguridad de la madre y el hijo en España.
“Los servicios de Urgencias y Emergencias españoles atienden a más de 30 millones de pacientes al año. Se trata de un grupo de profesionales cuya actuación es clave para el país y no es lógico que no cuente con una especialidad propia”, ha señalado la Dra. Sonia Jiménez Hernández, responsable de la Secretaría de Acreditación y Calidad de SEMES.
Asimismoha apuntado que los Objetivos del Día Mundial de la Seguridad del Paciente son “una de las Estrategias más importantes de la OMS, con tres objetivos básicos para el próximo quinquenio: reducir la morbimortalidad prevenible, especialmente la prenatal, garantizar los derechos y salud sexuales y reproductivos y promover la salud y bienestar de los adolescentes”.
Además,si bien ha asegurado que la tasa 0 de mortalidad en este sentido es difícilmente, “porque siempre va a existir una mortalidad no prevenible dependiente de factores maternos y fetales no controlables” incluso en los mejores y más accesibles sistemas sanitarios; es primordial tener en cuenta “la importancia de una correcta regulación de las especialidades y las desigualdades que este indicador ofrece entre territorios. Porque estas ponen de manifiesto inequidades en la cobertura, en el acceso y en la continuidad de la atención sanitaria tanto para la mujer como para el feto y el niño”.