SEMES participa en la elaboración del libro sobre Posicionamiento basado en la evidencia sobre la prevención de las infecciones del racto urinario (ITU) relacionadas con el uso del sondaje vesical (SV), dicha colaboración ha sido realizada por Raul Sánchez Bermejo, desde el grupo de enfermedades infecciosas INFURG-SEMES

SEMES participa en la elaboración del libro sobre: Posicionamiento basado en la evidencia sobre la prevención de las infecciones del racto urinario (ITU) relacionadas con el uso del sondaje vesical (SV), dicha colaboración ha sido realizada por Raul Sánchez Bermejo, desde el grupo de enfermedades infecciosas INFURG-SEMES

Las infecciones urinarias constituyen la principal causa de infecciones en pacientes hospitalizados, representando el 40% de todas las Infecciones Relacionadas con la Asistencia Sanitaria (IRAS). Las IRAS se definen como un cuadro localizado o sistémico que es resultado de la acción sobre el organismo de un agente infeccioso o su toxina. Además, el cuadro ocurre cuando el sujeto está recibiendo cuidados sanitarios y el proceso infeccioso se relaciona con éstos.

Portar un catéter de derivación urinaria es un importante factor de riesgo de presentar IRAS. Las infecciones urinarias en pacientes portadores de catéter urinario son un tipo de infección asociada a la asistencia sanitaria que tiene especial relevancia en el paciente hospitalizado en relación al alto porcentaje de pacientes que requieren el uso de sonda vesical durante la estancia hospitalaria. Revisiones realizadas en el ámbito hospitalario muestran que el 15,5% de los pacientes en Europa y 23,6% en Estados Unidos portan catéter urinario. Evaluando por servicios, el porcentaje de pacientes con sonda vesical fue del 45-79% en UCI, 17% en Servicios Médicos y del 23% en Servicios Quirúrgicos.

Además dentro de las infecciones urinarias relacionadas con a la asistencia sanitaria, un 63-75% se asocian con la presencia de un catéter urinario, porcentaje que asciende al 95% en UCI6. The Centers for Disease Control and Prevention (CDC) estiman que hasta 139.000 Infecciones del Tracto Urinario (ITU) asociadas a catéter urinario se produjeron en Estados Unidos en el año 20077. Además, las ITU asociadas a portar un catéter urinario se asocian a una mayor morbilidad, mortalidad y costes. Cada episodio de ITU asociada a un catéter urinario tiene un coste de $600, que asciende a $2.800 si hay sepsis y la infección se disemina al torrente sanguíneo. Extrapolando los costes al año, las ITU asociadas a catéter urinario representan un gasto de 131 millones de dólares al año en los Estados Unidos. Por todo ello, es necesario seguir las recomendaciones del CDC para evitar las ITU asociadas a catéter, retirándolo tan pronto sea posible y utilizar sistemas de drenaje cerrado.

Por otro lado, las infecciones asociadas a catéter urinario en pacientes hospitalizados tienen un perfil microbiológico y patrón de resistencias diferente a otras infecciones. En las ITU adquiridas en la comunidad, el microorganismo más frecuentemente aislado es Escherichia coli (E. coli), que representa hasta el 70-80% de los patógenos aislados en los cultivos positivos.

Un punto clave en el manejo de la Infección del Tracto Urinario Asociada a Sonda Vesical (ITU-SV) se relaciona con la necesidad de instaurar un tratamiento antibiótico lo más precozmente posible. Diferentes estudios han demostrado que un mayor tiempo de evolución del cuadro séptico antes de iniciar el tratamiento antibiótico específico se asocia a mayor mortalidad. Incluso se ha hablado que, para optimizar los resultados en cuanto a morbilidad y mortalidad, debería instaurarse el tratamiento en la primera hora desde la aparición de la clínica8,9. La necesidad de iniciar un tratamiento antibiótico adecuado y de forma precoz se contrapone con el hecho de que los resultados del antibiograma no están disponibles en el momento de la aparición del cuadro infeccioso. Tras enviar el cultivo a procesar, los resultados del antibiograma se pueden demorar un tiempo de hasta 48 horas.

Este hecho, hace imprescindible la necesidad de conocer en la mayor profundidad posible las características microbiológicas y patrones de resistencia de nuestro ámbito de especialidad (urología). De este modo se pueden crear perfiles de pacientes y elaborar protocolos para conseguir la mayor tasa de éxito. Este hecho debe ir de la mano de una elección juiciosa de los antibióticos para no provocar un incremento de resistencias si empleamos indiscriminadamente antibióticos de amplio espectro.