BAÑO SEGURO EN LA PISCINA
Bañarse y jugar en la piscina es una de las mayores diversiones del verano, sobre todo para los más pequeños de la casa; pero para que esta actividad sea completamente segura es necesario tener en cuenta una serie de recomendaciones y nunca subestimar los riesgos.
Según los datos de la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo (RFESS) en lo que va de año se han producido 246 ahogamientos en España. En el año 2015 fallecieron un total de 414 personas por ahogamiento. Es precisamente en las piscinas donde se producen el mayor número de accidentes en niños relacionados con el agua, convirtiéndose en una de las causas más frecuentes de mortalidad en los menores de 5 años. Estos accidentes generalmente están vinculados a faltas de atención en la supervisión por parte de los adultos.
En nuestro país existen más de un millón de piscinas residenciales y los expertos aseguran que un menor puede ahogarse en menos de 3 minutos en tan solo 20 centímetros de agua, sin que sus padres se percaten del accidente.
Por todo ello, la intervención más importante que podemos hacer es la prevención. Desde SEMES Divulgación os dejamos algunos consejos que deben conocer tanto mayores como pequeños para evitar situaciones de riesgo:
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- Es recomendable bañarse en zonas con vigilancia de socorristas. La mayoría de los ahogamientos (más del 75%) se producen en zonas donde no hay ningún tipo de vigilancia (o en horas donde no está cubierto el servicio). En piscinas particulares que carecen de socorrista debemos extremar las medidas de seguridad. Es muy importante que el recinto de la piscina esté vallado con una altura suficiente que no pueda ser saltado por un niño y que la puerta de acceso a la piscina tenga pestillo o cerradura.
- No hay que perder de vista NUNCA a los más pequeños. Aunque los niños sepan nadar y se desenvuelvan bien en el agua no debemos depistarnos; puede producirse una caída accidental, un desvanecimiento, etc. No debemos separarnos de ellos una distancia mayor de la que alcancemos con nuestro brazo.
- Utiliza siempre dispositivos de seguridad homologados para el baño acorde a la edad y el peso del niño. Debemos recordar que los elementos de seguridad no sustituyen la vigilancia. ¡No podemos confiarnos!
- El popularmente conocido “corte de digestión” en realidad se llama “síndrome de hidrocución” y no se debe a un problema digestivo, sino a un problema circulatorio. Está causado por un cambio brusco de temperatura. Podemos prevenirlo entrando poco a poco en el agua, mojándonos previamente nuca, muñecas y pies y evitando zambullirnos de golpe. La famosa espera de 2 horas antes de entrar en el agua es aconsejable en caso de comidas muy copiosas, aunque dicha espera no evita el “síndrome de hidrocución”.
- Si aparece algún tipo de malestar: mareo, nauseas, dolor de cabeza, calambres, etc., hay que salir inmediatamente del agua.
- Evitar tirarse de cabeza: las zambullidas en la piscina pueden originar lesiones graves. Hay que conocer en todo momento la profundidad de la zona y comprobar que esté libre de obstáculos.
- Cuidado con los bordes de las piscinas y las zonas resbaladizas. No correr alrededor de la piscina.
- Respeta en todo momento las normas de seguridad de la piscina y al socorrista y asegúrate de que los pequeños también lo hacen. Es por tú seguridad y la de los tuyos!!
- Si fuera necesario, sigue la cadena de supervivencia ante ahogamientos.
- No te pongas en peligro, si no estás preparado para un rescate pide ayuda y mantén la calma.
Tan pronto como sea posible, se debe enseñar a los niños a nadar, al menos las técnicas de flotación básicas. Se puede comenzar desde la más temprana edad, para que ante una caída accidental el niño sepa cómo salir fuera del agua y mantener su cabeza fuera del líquido.